La violencia salvaje sacude al fútbol sudamericano: 185 heridos y 120 detenidos en una "cacería"

Debía ser un partido de fútbol, pero se transformó en una snuff-movie: los hinchas más violentos de Independiente, uno de los grandes clubes del fútbol argentino, golpeando, vejando y humillando a aficionados de la Universidad de Chile, a los que exigían que pidieran "perdón". Y todo grabado en videos viralizados, como corresponde a la época.
¿Perdón por qué? Por haber lanzado todo tipo de objetos desde una grada superior a la afición de Independiente, que estaba debajo. Tantos y tan contundentes eran los objetos lanzados -los chilenos violentaron la puerta de un cuarto de limpieza y arrojaron todo lo que encontraron allí-, incluyendo trozos de la mampostería del mismo estadio, que los locutores en la transmisión del partido por los octavos de final de la Copa Sudamericana se quedaron progresivamente sin voz, incapaces de decir algo. La transmisión oficial de la Confederación Sudamericana (Conmebol) ocultaba los incidentes mientras el partido seguía y seguía. Hasta que el árbitro uruguayo Gustavo Tejera envió a todos los vestuarios a los dos minutos del segundo tiempo.
El estadio era un aquelarre. Muchos hinchas de Independiente, atacados desde el inicio del partido por los de la Universidad de Chile, habían saltado al campo de juego para evitar la lluvia de proyectiles. A su vez, miembros de la barra brava de Independiente subían a la segunda bandeja del estadio a "cazar" aficionados chilenos. Las escenas de snuff-movie no fueron sin embargo lo peor: acorralado, un hincha chileno optó por saltar al vacío desde la tribuna. Gonzalo Alfaro, tal su nombre, se encontraba este jueves ingresado en un hospital de Buenos Aires en estado muy grave tras la caída desde gran altura. El chileno de 33 años fue intervenido de urgencia, está entubado en el quirófano y con "riesgo vital", según los médicos. Cuando completó la caída, otros hinchas de Independiente siguieron golpeándolo y pateándolo, indefenso en el piso.
La crónica de "Clarín" eriza la piel: "Cuando los últimos simpatizantes chilenos se retiraban, irrumpió por sorpresa un grupo de barras de Independiente, encapuchados y armados con palos. Lo que siguió fue una cacería: los pocos hinchas de la U que quedaban fueron golpeados brutalmente, desnudados y humillados. Las imágenes fueron contundentes: hombres ensangrentados, inconscientes sobre las gradas, ambulancias entrando y saliendo a toda velocidad. Afuera, en el puente Pueyrredón, se registraron nuevas corridas y enfrentamientos con la Policía, que finalmente detuvo a un centenar de hinchas de la U cuando intentaban volver a la Ciudad de Buenos Aires. Dentro del estadio, la confusión era total. Algunos futbolistas corrieron hacia las tribunas para rescatar a familiares. Julio Vaccari, entrenador del equipo argentino, también se acercó a las gargantas laterales, donde se refugiaban mujeres y chicos. El miedo reinaba: las detonaciones llegaban desde la calle y el campo de juego se transformó en improvisado lugar de resguardo para decenas de hinchas".
Las últimas cifras hablan de 185 heridos y 125 detenidos. Todo sucedió en Argentina, uno de los tres países que recibirán partidos de la Copa del Mundo 2030. Un enorme problema para la Conmebol que preside el paraguayo Alejandro Domínguez, aunque la violencia en el fútbol es una enfermedad de décadas. Argentina no logra aún organizar el regreso de las hinchadas visitantes a los estadios de fútbol, vetados desde 2013, la extraña solución que se encontró para evitar el caos de todos los fines de semana. Claudio Tapia, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), anunció semanas atrás el regreso de los hinchas visitantes a los estadios, pero los clubes se negaron: no están preparados a nivel de infraestructura para recibir aficiones de otros clubes, a las que no se puede mezclar sin más con las locales.
Pero así como Argentina tiene un problema serio, lo mismo se puede decir de Chile, cuyos hinchas más violentos crecieron admirando la barbarie de los argentinos, y ahora se han convertido en sus mejores alumnos. Y no solo en el fútbol: este año se recordó el 25 aniversario de la serie de Copa Davis en la que Argentina visitó a Chile y se fue del estadio ante el lanzamiento generalizado de sillas contra los jugadores.
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